Hoy no es un día más...

Hoy no es un día más, hoy se cumple un año de la mayor tragedia que el rock argentino haya sufrido en toda su historia, una tragedia que se cobró la vida de muchos chicos y chicas que fueron a disfrutar algo que amamos, que es la música y un recital de rock, pero que se encontraron con la muerte.
Hoy a un año de ese terrible y por siempre doloroso suceso, los políticos siguen anteponiendo intereses personales a la búsqueda de la verdad. Hoy es un día muy doloroso para el mundo del rock, también tendría que serlo para toda la sociedad, sin embargo somos parte de un país con gente que solo piensa en si misma, muchos sucesos han pasado a la historia ante la indifirencia de un sociedad que no se interesa en los temas de los demás, esta tragedia como tantas otras que hemos tenido que sufrir nunca nos deberían ser indiferentes. Por eso hay que luchar para que haya memoria, para que se haga justicia y para que los culpables paguen como tengan que hacerlo.
Eze.


A continuación les transcribo un texto elaborado conjuntamente y leído por los jóvenes de entre 18 y 20 años vecinos de Tres de Febrero (sobrevivientes y amigos de víctimas de Cromañón) durante el acto/marcha efectuado el viernes 11 de febrero de este año, en la Plaza de los Aviadores de Ciudad Jardín, Lomas del Palomar:


SIN JUSTICIA NUNCA HABRÁ PAZ

¿Cómo puede ser que la muerte de más de 190 pibes nos siga dividiendo? Lo mejor que podemos hacer por ellos es unificar nuestro grito de Justicia, buscando nuestras coincidencias y no las diferencias, dejando de lado sucias indemnizaciones que sirven para tapar nuestra voz. Divididos somos funcionales al sistema, que miente, disfraza, oculta lo que realmente pasó, lo que fue, lo que pasa, para que cada vez seamos menos.

La guardería, las responsabilidades adjudicadas a los padres que llevaban a sus hijos a un recital, al ignorante que prendió la bengala; son mecanismos que se usan para repartir culpas, trayendo a nuestra memoria frases similares como "por algo será", "la casa está en orden" y todas esas palabras en la voz de un gobernante que suenan peor en la voz de nuestro pueblo.

Es hora de que empecemos a construir la Patria donde quepamos todos, que reclamemos por las calles, que desenmascaremos a este sistema corrupto que sigue matando, porque cuando no es la policía que aplica su única mecánica sabida, la de matar, es la corrupción y el negocio del capitalismo salvaje el que mata.

Hoy estamos en la calle no sólo por Cromañón, no es porque nos tocaron y salimos; acostúmbrense a vernos en la calle, a vernos las caras; hoy los pibes decimos BASTA y vamos a empezar a reclamar por todo lo que está mal, y no sólo eso, vamos a hacer, a construir, que es eso que nos hace falta, darnos cuenta de que ahora y siempre todo dependió de nosotros, es sólo cuestión de abrir la cabeza y usar la razón para transformarnos en sujetos visibles dentro de una sociedad que los carece.

SERÁ JUSTICIA
Memoria - Justicia - Castigo a los culpables



Finalmente una carta abierta publicada en la web rock.com.ar


Dolor


El sol que hoy baja sobre el cemento de Once como la lava de un volcán furioso, nos reseca las lágrimas. O es que ya no hay más lágrimas, después de un año de llorar.

Víctor Pintos © www.rock.com.ar


El sol que hoy baja sobre el cemento de Once como la lava de un volcán furioso, nos reseca las lágrimas.

O es que ya no hay más lágrimas, después de un año de llorar.

Este sol del 30 de diciembre que enciende y pone al rojo ese pedacito de ciudad a metros de la Plaza Once está viendo a cientos de padres, hermanos, jovencitos de temprana viudez, amigos, conocidos y desconocidos solidarios que desfilan frente a las fotos, a las zapatillas que son el símbolo de la tragedia y a las flores que se marchitan en minutos por el calor y por la angustia.

En estas horas previas a la fiesta del fin de año, el dolor más profundo que jamás hubiéramos imaginado ha vuelto a las puertas de Cromañón, maldito Cromañón.

Qué lejos quedan hoy, aplastados por este sol, la vergonzosa corrupción y los pedidos de venganza, las tramoyas políticas, los discursos acusatorios, el dedito y el grito que señalaron culpables, las amenazas, la rabia sin control, los agentes del ojo por ojo y también los Pilatos que se lavaron las manos por las dudas; qué lejos quedaron los titulares de catástrofe, los cuervos y el show de la televisión, ahora que se cumple un año y solo hay dolor.

Dolor.

Los chicos que murieron en Cromañón solo querían vivir una fiesta, al fin y al cabo. Escuchaban rock como vos y yo, amaban esta música. Se reían, hacían el amor, tenían secretos y complicidades con sus iguales, buscaban saber qué se podía hacer en este tiempo que les tocó y cantaban y puteaban como vos y yo. Quizá tenían sueños, quizá no. Querían vivir; eso, seguro.

Pero hace un año se les terminó el futuro en una noche. Se les terminó todo, no hubo más.

Quedaron las zapatillas amontonadas.

Santos sin remera, los chicos de Cromañón volaron y dejaron sus sonrisas en las fotos.

Como los desaparecidos de los 70, hoy son una foto.

Por esas chispitas de sus ojos, sentimos dolor.

Por eso hay un tsunami de tristeza en la ciudad.